Sobre Benyakar (44)

2sep18


De nuevo volvemos a ver el problema de explicar el todo desde la parte. Los autores quedan castrados por la lealtad al padre (sobre el conservadurismo no integrado). A toda costa tienen que demostrar y mostrar que siguen la tradición que no se apartan del buen camino. De lo contrario serían excluidos de los organismos oficiales quedando en el vacío social, para lo cual hay que "ser muy valientes". Al tener que justificar continuamente la integración de las nuevas ideas en las viejas, su complementariedad, se malgasta muchísima energía. Lo peor es que las viejas estructuras explicativas son verdaderos lastres que robotizan el desarrollo y el funcionamiento. A la hora de explicarse dan vueltas y más vueltas a ideas básicas de su modelo.

Nos damos cuenta de como la teoría dificulta la explicación más sencilla. Lo que dicen es básico, interesantísimo, pero está tan complejizadado por esos enrevesamientos explicativos que confunde. Se ve ese intento de incluir la teoría básica (ortodoxa) y las aportaciones de los autores de la evolución del modelo, pero nunca se salen del guión, nunca incluyen escuelas y aportaciones diferentes.

Volvemos a ver el intento integrador dentro de una escuela, en la misma línea que dentro de la Gestalt y del Cognitivismo, pero sin salirse de su visión. 

Como decíamos, esta necesidad interna e institucional de mantener a toda costa las explicaciones ortodoxas y las nuevas aportaciones, genera superestructuras complejizadadoras que dificultan la comprensión, el diálogo interdisciplinar de los diferentes modelos. 

Sorprende que absolutamente todas las referencias sean desde la propia escuela. Por otra parte es interesante disponer de un documento profesional que nos permita recurrir a éstas como guía de consulta. Gracias a las aportaciones del trabajo compartido con Díaz (2002-2005) pudimos conocer a estos autores que tanto aportan a la comprensión de la dimensión psicodinámica de la mente. 

También nos alegró ver citada por primera vez a Tustin. 

Desde nuestra posición científico técnica profesional, la apertura radical, estructural, integradora como actitud de desarrollo continuo, y dados los grandes avances en la comprensión global integrada integradora, vemos las grandísimas y gravísimas limitaciones de estos modelos reduccionistas. Lo cual no resta su validez, en lo que tienen de aportación a la comprensión de lo específico, de la dimensión y nivel estudiados, de los fenómenos que dominan. 

Como decimos el problema que observamos, que se constata, es ese desgaste, esa tendencia a la confrontación, ese tener que demostrar sistemáticamente, esa rigidez conceptual explicativa, esa omnipotencia (Estévez 2000-2002), ese lenguaje críptico, etc. Todo ello son dinámicas que dificultan, complejizan, lastran.

Es verdad que nosotros jugamos con una serie de valores añadidos. Así, la visión integradora y multidisciplinar de la formación inicial (primordial y originaria), la concepción del principio rector de la formación permanente, la nuclearidad del perspectivismo orteguiano (Epistemología), la captación de las diversas aportaciones de los diferentes autores y escuelas, comprender la dinámica del desarrollo de la disciplina (Filosofía 1986-1988) en sus movimientos de construcción evolutivo procesual, sobre lo disponible e integrando, nuevas aportaciones de los a avances científicos en relación a los modelos de estudio-investigación (recordemos que muchos filósofos eran los científicos de la época). Estos y otros factores han servido para comprender la riqueza de las diferentes perspectivas y modelos, y la necesidad de una dinámica de integración que garantice la visión y comprensión global, además de la apertura necesaria para integrar nuevas aportaciones y bifurcaciones.

Explicar el todo desde la parte. Nos sorprende muchísimo ver cómo autores específicos hacen este tipo de consideraciones sin la más mínima duda. Es muy curioso ver la megalomanía teórico técnica, el narcisismo elitista, la construcción de La Escuela. 

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